Un dÃa, septimo de cualquier semana, Julius comulgó y mientras la ostia se desacÃa yaciente en su lengua entendió eso de Dios padre.
Una arcada metafisica le subió desde el alma y Julius vomitó su religión. En mitad del templo, apostasÃa bulÃmica.
Mezclado con la bilis quedo Dios, corrollendo humildemente el marmol del suelo sagrado.
Julius abandonó la sombra de la cruz y el sol del renacer le iluminó un poco mas.
Julius apostata.
Especia melange, expande la conciencia.
La especia fabrica espacios.