A veces, por un motivo u otro, apetece un cambio. Pero siempre es bueno tener una excusa y yo tengo una bastante buena: 15 dÃas pedaleando por el pirineo.

Os pongo en antecedentes. El año pasado estuve 9 dÃas en menorca sin probar una ducha (solo agua salada en dosis de 2 o 3 zambullidas diarias : ). Y la verdad es que mi cutre-melena mutó a una especie de alga marrón cuando estaba mojada y tenÃa una textura similar al cartón cuando estaba seca. Asà que tenÃa claro que para el geektour de este año un pelo corto serÃa lo ideal.
Llevaba ya tiempo dandole vueltas a la idea de raparme las greñas y la semana pasada me decidà (un dÃa de esos que saler a pedalear a pesar de que llueve y el tiempo solo invita a quedarse en casa, decidà que era el momento). Y el domingo después de mi encuentro con el «apasionante» mundo del motor me lancé.
Es una tradición de muchas culturas. Por ejemplo muchos indigenas se pintaban la cara antes de ir a la guerra o salir a cazar. Yo, cuando me pienso dedicar a dar pedales como un poseso me afeito las piernas (otro dÃa hablare de ello). Pero como esta vez ya las tengo afeitadas pues hay que apuntar mas arriba, y como no me iba a afertar los… pues me rapo la cabeza 🙂 Hay gente que se corta/tiñe el pelo por una promesa, apuesta o algo similar. Yo es al revés, como signo de decisión a hacer algo cambio de aspecto. Fue un proceso largo (casi una hora) que casi acaba con la paciencia de mi hermana (la autora del crimen).
De momento este fin de semana ya he disfrutado de mi nuevo y comodo pelo corto. He estado de travesÃa montañero con buenos amigos y ha sido una gozada el tener el pelo corto con el sol (o puto sol mejor dicho) que teniamos. Para que veais las pintas que tengo os dejo un par de fotos: